Javier Hermoso de Mendoza
Javier Hermoso de Mendoza
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LUCES Y SOMBRAS POR SAN ANDRÉS

El día del patrono el ayuntamiento dio al interruptor, y en plena noche dos de nuestros monumentos lucieron todo su esplendor. Santo Domingo y el Santo Sepulcro mostraron su faz iluminada, y pudimos ver un avance de la Estella que lucirá cuando todos los monumentos sean iluminados. Ha sido un acierto la iluminación del convento, con dos tonalidades que ayudan a diferenciar el edificio y la muralla que le sirve de zócalo y apoyo. Pero reconocer el acierto general y mostrar mi personal agradecimiento por la obra, no menoscaba el que diga que la iluminación de la antigua parroquia puede ser mejorada: iluminar el muro norte ayudaría a visualizarla a quien se acercara desde Larrua y, sobre todo, la iluminación de la única columna que queda de las antiguas naves del templo daría más prestancia al edificio y mostraría su evolución y azarosa existencia. Dicho esto, espero que a partir de ahora no seamos cicateros en mostrar su iluminada belleza, ya que el consumo de los 8.961 w. instalados no supone ningún despilfarro y las arcas municipales no se resentirán por ello.

Reconocidas las luces, ahora me toca comentar las sombras que como anuncio de noche obscura se extienden sobre las antaño famosas Ferias de San Andrés. Cada vez son más las voces preocupadas por la "no fácil supervivencia" de unas ferias que están "decayendo" a ojos vista, consecuencia de un sector en retroceso. Al haber desaparecido el ganado como fuerza de trabajo, la mayoría de las ferias son un pálido reflejo de lo que fueron. Si a ello le sumamos el hecho de que la mayor parte del ganado se vende en origen, y que, al ser nuestra feria la última de las que se celebran en la temporada otoño-invierno nos hace ser receptores de aquellos animales que en ferias anteriores no se vendieron, dejar la feria a su libre evolución significa coger los boletos que llevan a su inexorable declive; cuando no a su total desaparición...

Si leemos los testimonios de nuestros concejales, apreciamos una preocupación puramente testimonial, a juzgar por la ausencia de los hechos que deberían ser su corolario. No me refiero sólo a las actividades que se van cayendo del programa (la desaparición de la exposición de maquinaria, por abandono del IGT e incapacidad de nuestro ayuntamiento para cubrir su falta, es todo un exponente de la labor de quienes nos gobiernan y del apoyo que encuentran en el Gobierno de Navarra), sino a que el programa es profundamente erróneo. No voy a repetir las propuestas que desde hace tiempo vengo realizando (quien esté interesado, lea el Calle Mayor nº 204), pero no puedo dejar de insistir en que el ganado hace años que debía haber abandonado la plaza de Santiago para instalarse en otro lugar más adecuado. No es sólo mi opinión particular la que se expresa de esta manera, sino la opinión de cuantos ganaderos y tratantes acuden a la feria. Por eso, no acepto que se apele a la tradición como subterfugio a una falta de voluntad para hincar el diente al problema: históricamente el actual no ha sido su único emplazamiento, y resulta contradictorio que la tradición sea un valor absoluto que impida trasladarla a otro lugar, mientras que no tenga ningún valor a la hora de cambiar la fecha. La feria existe en función del ganado, y en beneficio del mismo debe girar todo, en vez de hacerlo en función de unos visitantes que, en un recinto limitado, la mayoría de las veces no hacemos mas que estorbar, impidiendo que los ganaderos exhiban y muestren el ganado, y que los tratantes puedan observar su porte, su andar, y todas las características que sólo pueden observarse viéndolo caminar. Abundando en el tema, dicen los ganaderos que "ahora las ferias se hacen más en forma de concurso". El año pasado, una de esas ferias-concurso se celebró en Zudaire. Este año, esa misma feria-concurso se ha celebrado en Tafalla. ¿Les parece a nuestros concejales que una feria de esas características, con la parafernalia que conlleva y las características de los camiones en los que se transporta el ganado puede celebrarse en la plaza de Santiago?

La feria de Lesaca se celebró en jueves; la de Santesteban, en viernes; la de Tafalla, en jueves; la de Marcilla, en viernes... (por referirme, sólo, a las celebradas en estos dos últimos meses). Nuestro ayuntamiento, tan lince él, considera que la feria debe celebrarse en domingo. Cada una de las dos ferias de Tafalla (ese pueblo, como despectivamente señalan muchos convecinos), da para tres y cuatro días llenos de actividades. Aquí, somos tan espabilados, que en la mañana del domingo queremos concentrar casi toda la feria. ¿En beneficio de quién? En el día de descanso semanal de nuestro comercio convocamos a todos los navarros y a muchos ciudadanos de las comunidades limítrofes, y sin habilitar aparcamientos suficientes, los vemos paseando por calles abarrotadas sin que puedan comprar un filete, una aspirina, ni una simple postal. Luego nos llenamos la boca hablando de Estella, Centro Comercial. Si no fuera tan triste el ejemplo, sería como para carcajearse. Hace cuarenta años trabajé en un comercio. En aquellos años el comercio no cerraba, ni para comer, los cuatro días que la feria duraba. Ahora, cerramos el comercio y citamos a la gente. ¡Qué agudos somos¡ ¿Sabemos cuantos visitantes se han marchado sin poder tomar un sólo vino por hallar los bares abarrotados? Sé que predicar en el desierto es sermón perdido, pero no me resigno a dejar de preguntar, un año más: una vez que hemos cambiado la fecha de la feria ¿no sería más coherente celebrarla en sábado, con todo el comercio abierto?

Nota: esta colaboración se publicó en el nº 228 de Calle Mayor, el 22/12/01. Otra colaboración sobre Ferias: "Ferias de Estella".

ARRIBA © 2003-2005 Javier Hermoso de Mendoza